Las fusiones y adquisiciones se han convertido en un motor esencial para que las empresas amplíen sus fronteras y refuercen su posición competitiva. Este artículo ofrece un recorrido profundo por las cifras globales y españolas, los conceptos claves, los impactos económicos y sociales, y las tendencias que marcarán el año 2025.
El valor total de las operaciones de fusiones y adquisiciones alcanzó un récord de 5,8 billones de dólares en 2021, impulsado por liquidez abundante y tipos de interés históricamente bajos. Sin embargo, las turbulencias inflacionarias y las subidas agresivas de los tipos llevaron a un descenso en 2022, hasta los 4,0 billones, y a 3,5 billones en 2023. Para 2024 se estima una ligera recuperación hasta 3,8 billones de dólares, gracias a una mayor selectividad y al apetito renovado por transacciones estratégicas.
*Estimado por consultoras líderes
En España, el volumen se situó en 140.000 millones de euros en 2022, superó los 160.000 millones en 2023 y podría rondar los 170.000 millones en 2024, impulsado por operaciones en energía renovable, salud y tecnología financiera.
El crecimiento externo comprende la adquisición o fusión de empresas para ampliar rápidamente capacidades y mercados. Mientras el crecimiento orgánico requiere tiempo y recursos, las fusiones y adquisiciones ofrecen acceso rápido a capacidades y conocimiento especializado.
Una fusión suele implicar la creación de una nueva entidad o la absorción mutua mediante intercambio de acciones y un proyecto conjunto. En cambio, una adquisición es la compra de control – total o parcial – de otra empresa, pudiendo ser amistosa u hostil, y pagada en efectivo o canje de acciones.
Las diferencias principales radican en el gobierno corporativo: en la fusión se busca un mayor grado de integración mutua; en la adquisición, el comprador ejerce el control. Además, la estructura financiera varía: las adquisiciones suelen requerir más desembolso de recursos financieros, mientras que en las fusiones hay un aporte mutuo de capital y activos.
Recientemente han surgido las fusiones verdes enfocados en proyectos de energías limpias y eficiencia, donde la sostenibilidad y los criterios ESG en due diligence y valoración se vuelven determinantes.
Las fusiones y adquisiciones tienden a aumentar la concentración de mercado, lo cual puede derivar en poder de mercado y precios más altos en fusiones horizontales (+1,5%), aunque las verticales o de conglomerado suelen mejorar la eficiencia y reducir precios entre un 2,5% y un 3,1%.
En cuanto a productividad, estudios muestran que las F&A bien ejecutadas impulsan la reasignación de recursos y eliminan duplicidades. No obstante, el éxito depende de la competencia residual y de la capacidad de los gestores para capturar sinergias.
El empleo registra efectos mixtos: en sectores con alta demanda la nueva entidad puede crear puestos de trabajo, mientras que en industrias reguladas, como la banca, se observa reestructuración y pérdida de empleo. En España y Europa la concentración bancaria ha reducido oficinas y servicios, y ha afectado la calidad del empleo.
Los mercados financieros suelen brindar retornos positivos a los accionistas de la empresa objetivo (+25% de media), especialmente en fusiones hostiles y operaciones pagadas en efectivo. Paralelamente, el valor de las compañías competidoras puede subir por expectativas de futuras operaciones.
La perspectiva para 2025 se sustenta en posibles recortes de tipos de interés, abundancia de dry powder sin invertir capital y un entorno macro más estable. Las áreas tecnológicas y energías renovables serán protagonistas, al igual que los procesos cross-border que buscan diversificar riesgos geopolíticos.
Para aprovechar estas tendencias, las compañías deben fortalecer sus procesos de due diligence, integrar criterios climáticos y de responsabilidad social, y diseñar planes de comunicación que faciliten la adopción cultural y organizativa.
En definitiva, las fusiones y adquisiciones son un instrumento poderoso de crecimiento externo sostenible si se abordan con disciplina estratégica, rigurosidad financiera y sensibilidad social. Prepararse para 2025 implica combinar visión global, análisis detallado de riesgos y un compromiso firme con la innovación y la sostenibilidad.
Referencias